Artículo 32: AGOSTO, UN BUEN MES PARA CUIDARSE O EMPEZAR A HACERLO


1. Introducción: Un nuevo comienzo en pleno verano

Nos encanta ver a nuestros clientes disfrutar del verano. Nos encanta saber que los progresos que han conseguido les ayudan a tener una calidad de vida mayor en sus viajes. No hay nada que nos alegre más, pero este mensaje muchas veces se repite: «¡Nos vemos a la vuelta de agosto!».

«¿Pero vamos a ver, ¿es que no voy a poder descansar ni un mes?»

Falso. El descanso es tan necesario como el trabajo, cualquier buen entrenador debería saber eso. Pero ten en cuenta que un mes de reposo completo puede ser perjudicial para todo lo que has conseguido en meses. Un mes entero da para mucho, no tienes que entrenar con la misma frecuencia si te lo quieres tomar más tranquil@ pero recuerda que el reposo completo durante periodos largos de tiempo también es contraindicativo para tu salud (enlace artículo)

Aprovecha para introducir actividades recreativas/activas en tus vacaciones y por qué no, algún que otro entrenamiento de fuerza.

Mucha gente, coge la perspectiva correcta. Verano = aumento de la actividad física. Ya que tienen más tiempo y más energía.

Más entrenos de fuerza, más movimiento y normalmente mayor ingesta calórica (comidas fuera, cambio de rutinas, eventos…).

Este aumento del movimiento te va a ayudar a compensar los efectos negativos de las comidas del verano, ya que mantener el nivel de actividad física que venías haciendo no es suficiente (enlace artículo).

Y por otro lado, si no lo venías haciendo, ¿no es buen mes para empezar?

Agosto suele ser sinónimo de pausa. Las ciudades se vacían, el ritmo baja, y por fin aparece ese espacio que tanto nos cuesta encontrar el resto del año. Las vacaciones y los días más largos nos invitan a desconectar… pero también a reconectar con nosotros mismos.

Lejos de las prisas del invierno o del caos de fin de curso, este mes ofrece algo muy valioso: tiempo y perspectiva. Y aunque muchos piensan que septiembre o enero son los momentos ideales para “empezar de cero”, la realidad es que agosto es una oportunidad perfecta para iniciar cambios, sin tanta presión como tiene la vuelta a la rutina en septiembre.

Recuerda lo que nos pasa siempre: «A LA VUELTA DEL VERANO EMPIEZO A CUIDARME«. Luego llegan los:

«Esta semana tengo mucho curro ahora que he vuelto de viaje»

«Tengo muchos gastos de repente, no puedo invertir en mi»

«Esta semana no he podido por tantas cosas que tengo que hacer pero la semana que viene seguro…»

Cuidarse no siempre significa grandes gestos o transformaciones radicales. A veces, se trata de pequeñas decisiones que, repetidas con constancia, marcan la diferencia. ¿Y si este año decides aprovechar el verano no solo para descansar y disfrutar sino para empezar a sentirte mejor?

No tienes que esperar a enero para empezar con tus objetivos. El mejor momento para cuidarte podría ser ahora, en pleno agosto, cuando el cuerpo y la mente están más receptivos al cambio.


2. ¿Por qué agosto es ideal para comenzar a entrenar y comer mejor?

1. Menos estrés laboral o académico
No nos engañemos: una de las principales barreras para hacer ejercicio y cuidarse es el estrés que generan el trabajo o los estudios. Curiosamente, la mayoría de las personas decide comenzar a entrenar justo en los momentos del año con más presión, como septiembre o enero. ¿Qué ocurre entonces? El clásico efecto rebote. Comienzas con motivación, pero al poco tiempo lo abandonas porque la rutina te sobrepasa, y vuelves al ciclo de descuidar tu salud. En cambio, agosto ofrece un respiro. Menos presión externa y una mayor capacidad para enfocarte en ti mism@, lo cual puede marcar la diferencia en la constancia.

2. Mayor disponibilidad horaria
En verano, los días son más largos y la sensación de libertad aumenta. Aunque siempre hay responsabilidades, es habitual contar con más tiempo libre o al menos con horarios más flexibles. Si sueles usar la falta de tiempo como excusa, este mes te pone contra las cuerdas: no hay justificación. Recuerda esta frase poderosa: “Si no te dedicas tiempo ahora, deberás dedicarlo más adelante a tu enfermedad.” Invertir tiempo hoy en tu salud es una decisión sabia que te evitará muchos problemas en el futuro.

3. Menor saturación en gimnasios y centros de entrenamiento
Agosto también tiene una ventaja logística importante: la mayoría de las personas están de vacaciones o esperando a “empezar en serio” en septiembre. Eso significa menos gente en los gimnasios, más disponibilidad de horarios y un ambiente más tranquilo para entrenar. Podrás establecer una rutina sin agobios, con el tiempo y el espacio necesarios para adaptarte a tu ritmo. Así, cuando llegue septiembre, ya estarás en marcha, con una base sólida que te permitirá mantener el hábito incluso cuando la rutina vuelva a apretar.


3. Pequeños cambios con gran impacto

Uno de los errores más comunes cuando se intenta mejorar la salud es querer hacerlo todo a la vez: cambiar por completo la alimentación, entrenar cinco veces por semana, eliminar todos los “malos” hábitos de golpe… Pero este enfoque suele ser tan exigente que termina generando frustración y abandono. La clave para lograr cambios duraderos no está en la perfección, sino en la constancia. Por eso, el verano —y especialmente agosto— puede ser el mejor momento para empezar con pasos pequeños, pero bien enfocados.

Entrenamiento de fuerza: menos es más (cuando es sostenible)
No necesitas pasarte horas en el gimnasio para notar beneficios. Iniciar con dos o tres sesiones semanales de fuerza, adaptadas a tu nivel, ya marca una gran diferencia en tu salud y bienestar. Ganar fuerza no solo mejora tu composición corporal, también protege tus articulaciones, fortalece tus huesos y mejora tu metabolismo. Y lo más importante: es un tipo de entrenamiento que, si se hace con sensatez, puedes sostener durante todo el año.

Movimiento diario: los pasos también cuentan
Aumentar tu nivel de actividad no requiere una agenda apretada de entrenamientos. Algo tan simple como caminar más cada día tiene efectos positivos demostrados: mejora la salud cardiovascular, regula el estado de ánimo, favorece la digestión y complementa el resto de tus esfuerzos. Propónte pequeñas metas como subir escaleras, ir caminando a más sitios o dar un paseo al caer la tarde. Esos pasos suman más de lo que crees.

Alimentación equilibrada: sin prohibiciones, con criterio
El verano suele venir con más comidas fuera, helados, eventos… y está bien disfrutarlos. Pero eso no significa tirar por la borda todo tu progreso. Una buena estrategia es centrarte en lo que sí puedes incluir: frutas y verduras frescas, proteínas de calidad, agua suficiente, y decisiones conscientes en la mayoría de tus comidas. No se trata de compensar ni de prohibirse todo, sino de encontrar un equilibrio que puedas mantener incluso en vacaciones.

Hábitos reales, vida real
Todo esto funciona solo si se adapta a ti. Si un hábito no encaja en tu día a día o te genera más estrés que beneficios, es momento de ajustarlo. Recuerda: la salud no es un sprint, es una maratón. El objetivo no es “hacerlo todo perfecto este mes”, sino construir una base sólida para sentirte mejor todo el año.


3. La pregunta del millón..¿cómo hago esto?

Si estás perdido en cómo hacerlo, lo ideal como siempre…

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